Nuestra comprensión de cómo la vida en la Tierra ha alcanzado su actual nivel de complejidad ha mejorado significativamente gracias a los avances en nuestra capacidad para examinar los genomas y desentrañar los mecanismos que permiten la transferencia de la información heredada al fenotipo. Durante los últimos 10 años, el Centro de Regulación del Genoma ha existido como único centro de excelencia en genómica en nuestro país y ha tenido un gran éxito si tenemos en cuenta su producción científica durante este periodo. Habiendo llegado al final del período de financiamiento establecido en 2010, aprovechamos este éxito con este período renovado como Instituto Milenio Centro de Regulación del Genoma. Hemos definido la evolución de nuestro centro en términos de un conjunto de objetivos renovados. Hace diez años, necesitábamos crear infraestructuras y capacidades, así como empezar a catalogar la vida en las zonas geográficas que elegimos y en las que pretendíamos comprender la interacción de los organismos con sus entornos. Acumulamos grandes cantidades de datos que aún se están analizando. Pero, a partir de 2022, nos embarcamos en una nueva estrategia. Consideramos que se trata de una transición de la exploración a la función, que hemos definido como la ubicación de la información genómica en el contexto de la fisiología de los organismos y su ecosistema, de las redes que se forman a nivel supraespecífico, y la posibilidad de utilizar este conocimiento para la conservación y la biotecnología sostenible. Los tres objetivos en los que se centra nuestro trabajo son los siguientes: